viernes, 7 de julio de 2017

EL COLUMBARIO DE POMPONIO HYLAS. EL ENTERRAMIENTO COLECTIVO EN ROMA. La decoración pictórica.

La arquitectura funeraria romana es uno de los aspectos que más se ha estudiado por parte de la Historia del Arte. Esto es debido, tal vez, a que desde el Principado de Augusto la "muerte" se monumentalizó y produjo multitud de variadas y llamativas construcciones. Estas ya se han analizado de forma genérica en otras partes de este blog:  tumbas de los notables y los mausoleos imperiales y tumbas de los humildes, Por eso, en este artículo, voy a centrarme en un tipo de tumba colectiva conocida como columbario, uno de los modelos populares de enterramiento. En concreto, tomaré como ejemplo el de Pomponius Hylas en Roma, por ser uno de los mejores conservados y más bellos.

Columbario de Pomponio Hylas. Vista del ábside principal.



El columbario. Modelo de enterramiento de la clase media.

Un columbario es un tipo de enterramiento que se pone de moda en Roma a partir del siglo I d. C. Lo utilizan aquellos que no poseen por sí mismos la riqueza suficiente para realizar una tumba familiar sobre un terreno más allá de las murallas de Roma, pero que, junto con otras personas, sí tienen los suficientes ingresos como para sufragar una tumba colectiva. Es el enterramiento ideal para una "clase media", donde incluir  a miembros de la plebe con oficios o negocios bien remunerados, que se colegiaban y que ponían dinero en común para sus tumbas (colegios funerarios), y a una parte de los libertos que podrían haber obtenido una fortuna desempeñando trabajos para los emperadores y las grandes familias romana. Su extracción social estaría a caballo de los nuevos ricos plebeyos, como las familia de los Hateri o Euristices, que imitaban con sus tumbas familiares los monumentos ostentosos de la nobleza romana, y la de los pobres que apenas tenían para enterrarse en catacumbas y fosas comunes.

Posiblemente hubo miles de columbarios en las proximidades de Roma, de distinto tamaño y forma. En el mapa de debajo se recogen algunos de los más importantes que se han excavado. En algunos, se contendrían un número mesurado de enterrados (decenas), como el del ejemplo que vamos a analizar,  pero también los había gigantes y donde se calcula que había espacio para más de un millar de difuntos.


Los columbarios estaban diseñados como tumbas subterráneas donde contener en sus paredes verticales, en parte construidas o en parte excavadas en la roca, filas con espacios o nichos de alrededor de un metro cúbico de volumen en donde cupieran urnas u ollas de cenizas y los epitafios de los que allí se depositaban.

La forma de los nichos solía ser la de un hueco abovedado por un arco, que excepcionalmente podía estar decorado por una estructura arquitectónica o edículo y/o con pintura. Este que tenemos debajo es uno de los más bellos del columbario de Pomponio Hylas. En el observamos como el arco que contiene dos ollas funerarias está destacado por un templete in antis toscano con varias representaciones figurativas en frontón, friso y enjuta.


No se conoce cómo eran los columbarios hacia el exterior puesto que no nos ha llegado ninguna estructura en superficie. Ello nos indica que las entradas no debían ser monumentales, sino  más bien discretas.  La razón de esta modestia hacia el mundo de los vivos radicaba en que los allí enterrados no tenían necesidad, como era el caso de las familias de la élite romana, de competir por los máximos honores y la gloria en Roma. Paradójicamente, su falta de boato externo y de ambición propagandística de sí mismo, es lo que ha permitido que muchos columbarios hayan llegado en tan buen estado y hoy pervivan con esplendor, mientras que las tumbas de los nobles fueron saqueadas durante siglos.

Columbario de Livia Augusta, grabado de Bianchini de 1727. Aunque el edificio era de tamaño y altura espectacular, lo era bajo tierra. La entrada sería discreta y hubo de ser arrasada en algún momento tras su abandono, lo cual permitió la conservación del interior.  Tal vez, lo único que habría al exterior sería una entrada con una apariencia similar a un túmulo y una inscripción genérica sobre el propietario o el colegio allí enterrado.



El columbario de Pomponio Hylas.

La tumba que vamos a ver con detenimiento, el columbario de Pomponio Hylas, fue excavado en 1831 por Gianpietro Campana. Se encuentra cerca de un grupo de tres columbarios más conocidos como de Vigna Codini y junto con la tumba de la familia de los Escipiones y los muros aurelianos forman parte del parque arqueológico del mismo nombre.

Ubicación del columbario por si queréis visitarlo. La visita es guiada en grupos de  siete personas como máximo y previa reserva telefónica de la entrada.




Debajo tenéis una visita guiada al monumento. Me permito enlazar de Facebook esta presentación porque es lo suficientemente ilustrativa del grado de conservación y de belleza del mismo. La guía tan apasionada es mi admirada Paola di Silvo.
  

Tal vez sorprenda que este grupo de enterramientos se sitúa dentro del recinto de las murallas, pero es que su ubicación actual es el resultado de la ampliación del perímetro fortificado de la ciudad en tiempos del emperador Aureliano (271-275). En concreto, en esta parte de Roma el muro introdujo en la ciudad un importantísimo conjunto de necrópolis y construcciones levantadas a las afueras de la antigua puerta Capena (puerta de los muros servianos), de la que partían las vía Apia y Latina.

Grabados de las excavaciones de 1831 en las Viñas de los propietarios Codini y Sassi. Debajo, la excavación del columbario de Pomponio Hylas. Las murallas aurelianas trascurren a la derecha y no dejan ver la Puerta Latina, aunque sí los torreones que la enmarcan. Tras la tapia que cierra la parcela, se aprecia un edificio de planta central que es San Giovanni in Oleo. El grabado intenta mostrarnos la actividad de la excavación, en cuyo centro se ve el nicho exedrado de Pomponio Hylas con dos ollas funerarias sobre una repisa donde hay la inscripción que delata a sus propietarios. La pared que se ve a la derecha es la de escalera que desciende hasta el piso inferior del hipogeo. Los operarios siguen desescombrando la zona apilando lápidas y piezas arqueológicas, mientras que un hombre con chistera, posiblemente el propio Campana, da instrucciones. La imagen procede de la portada de la memoria de excavación publicada por G. Pietro Campana en 1840, titulada "Di due sepulcri romani del secolo di Augusto scoverti tra la via Latina e l´Appia presso la tomba degli Scipioni".


Este segundo grabado pertenece también a las excavaciones de 1831 y permite ver con perspectiva el triángulo excavado por Campana formado por la antigua puerta Capena (desde donde probablemente estaría hecho el grabado) y la Porta Latina (izquierda) y la Porta de San Sebastián o de la vía Apia (derecha). Además de las murallas se reconoce otros dos monumentos que aún quedan en pie: el edificio de planta central de San Giovanni in Oleo, junto a la puerta Latina, y el arco de Druso, que tapa el vano de la Puerta de San Sebastián. Las excavaciones que se ven en primer plano corresponden a dos de los columbarios de Vigna Codini. La imagen procede de la portada de la segunda parte de la memoria de excavación publicada por G. Pietro Campana en 1840, titulada "Di due sepulcri romani del secolo di Augusto scoverti tra la via Latina e l´Appia presso la tomba degli Scipioni".


El edificio está construido con el opus caementicium u hormigón romano, que se recubrió con ladrillos y estucos. El suelo está excavado en la roca. No nos queda nada del exterior original, accediendo al hipogeo hoy a través de una estructura moderna techada que tenemos en la foto de abajo.


Nada más comenzar a descender nos encontramos de frente con un nicho que nos indica, por un lado, el punto más alto de lo que conservamos del edificio original y, por otro, el porqué se le dio el nombre de Pomponio Hylas al columbario.


El nicho de la escalera es muy original. Se techa con un motivo decorativo a modo de estalactitas artificiales, como las que se usarían en los ninfeos. Sobre la repisa, según vemos en el dibujo que realizó Campana en 1831, se encontraron dos vasijas y posiblemente existiría además una cista funeraria que desapareció en algún momento de la Edad Media. 


Debajo de la repisa aparece una inscripción en mosaico, enmarcada con conchas marinas, en el que se nos da a conocer los propietarios a los que pertenecerían las cenizas depositadas encima. Menciona a dos personas: Cn (AEI) Pomponi Hylae y, su mujer, Pomponiae Cn (AEI) l (ibertae) Vitalinis. Sobre el nombre de Pomponia hay una "V", que significa "vivit", lo que indica que la mujer aún estaba viva cuando se hizo el epitafio. Por debajo de la inscripción están representados dos grifos enfrentados con una lira de por medio.  Pomponio Hylas vivió en la época flavia y seguramente fue uno de los últimos enterrados a finales del siglo I o comienzos del siglo II.


Planta del columbario. La cámara de la tumba consiste en un ábside, orientado hacia el sureste, al que se enfrenta una pared recta en el lado noroeste que es por donde desciende la escalera que conecta con el exterior.  El hipogeo forma una sala de aproximadamente 3 por 4 metros, que en total comprende una superficie de unos 15 metros cuadrados.





La escalera, que es la original, está hecha de ladrillo y la pared recta de la misma está llena de nichos semicirculares de hasta ocho niveles, que varían ligeramente de tamaño, para incluir pequeñas cistas. Justo debajo del hueco de la escalera se encontró un espacio para una inhumación con el esqueleto todavía in situ que se deshizo al sacarlo. El nivel del suelo está a 10 metros bajo la superficie.


A lo largo de los muros restantes, se construyeron dos niveles de nichos enmarcados por edículos de distinto tamaño, que forman pequeños templetes creados con columnas/pilastras, entablamentos y frontones triangulares, semicirculares y rotos. Cada uno contenía dos ollas funerarias con su tapa para las cenizas de los difuntos, excepto algunos de los edículos más grandes que contenían cuatro ollas. En la imagen inferior se puede ver el lado derecho, el menos decorativo, tal y como los reflejó Campana en su memoria arqueológica. En cada nicho había un espacio dedicado a colocar una inscripción con los nombres de los enterrados.


El lado izquierdo, el que se veía en primer lugar según se bajaba las escaleras, posee los edículos más bellos. Sección del lado izquierdo según The Columbarium of Pomponius Hylas por F. G. Newton and T. Ashby, 1910.


Como se puede apreciar en el grabado que hizo G. Pietro Campana 80 años antes (debajo), el grado de conservación de las pinturas era mayor, sobre todo en las pilastras, y además dató urnas y algunos elementos arquitectónicos desparecidos en el dibujo de Ashby de 1910.


Los dos edículos de este lado tienen grandes frontones triangulares y están decorados con estucos pintados en colores brillantes. El estilo decorativo y las inscripciones hacen posible que estos enterramientos se hicieran en época flavia (69/96). 

El primer templete, el que se encuentra al pie de la escalera, tiene representado en el tímpano  una escena con el centauro Quirón y Aquiles.  A petición de su madre, Tetis, Aquiles fue educado por el centauro Quirón, un reconocido maestro que había adiestrado a varios héroes griegos e incluso a algunos dioses. Inició a Aquiles en la medicina, la música, la equitación y la caza.  En el frontón vemos que Aquiles porta una lira.


Bajo el frontón a penas se reconoce una escena con el suplicio de Ocnos un personaje simbólico habitante del Hades, al que se representa trenzando continuamente una cuerda de juncos mientras una burra a su vez la va devorando. También en el friso aparece Cancerbero, el portero del Hades. La diferencia entre las escenas propuestas en el tímpano y las del friso plantean dos situaciones que se le plantean al difunto un escenario de comportamiento justo y de vida elevada donde la música tiene gran valor (Aquiles y Quirón) o una condena a sufrir un castigo eterno (Cerbero y Ocno).




El otro edículo tiene un friso decorado con hojas de palma de colores amarillos y azules sobre fondo rojo. Colores y elementos vegetales que también servían para decorar la pilastra.


Es indudable que el edículo que preside el ábside es el más decorado y posiblemente el primer enterramiento, puesto que se data de la época del emperador Tiberio. Los nichos que le rodean mantienen una simetría y una armonía de conjunto, que se trasmite también a la decoración de la semicúpula que los cubre y al arco y bóveda del conjunto. El dibujo de Campana lo confirma.



Los enterrados en el edículo central, que además sobresale en altura, tal vez sean los propietarios originales de la tumba. Un epitafio en mármol nos indica que son Granius Nestor y Vinileia Hedone.





Sus figuras aparecen en la enjuta interior del edículo. Granio porta un pergamino y hay un cesto para guardar más pintado encima del arco, aunque por su protagonismo bien pudiera ser un objeto de un culto místico. En todo caso, nos indica que Granio fue un hombre letrado, como además queda reflejado por el gusto de los temas decorativos. Su mujer aparece al otro lado del arco.




La decoración del  friso y de la semicúpula tiene que ver con los cultos órficos y dionisiacos, cultos mistéricos u orientales que prometían una vida de ultratumba. Orfeo asume un papel de primera importancia y parece el encargado de señalar el camino y los medios para lograr la inmortalidad y la felicidad ultraterrena.

El friso representa a Orfeo entre los tracios y el tímpano representa a Dionisio entre tritones tocadores de flautas.


El héroe que llevaba cubierta la cabeza por el manto y un cinturón bajo el pecho toca una especie de arpa o instrumento musical de siete cuerdas. Un hombre abre una caja envuelta en lazos y el mismo Orfeo ayuda con una de sus manos. La escena se desarrolla en un santuario dionisíaco como sabemos por la presencia en el fondo de una pequeña herma de Príapo y dos ménades que danzan. Posiblemente está relatando un ritual del culto mistérico que otorga la vida eterna a los difuntos.



 En la imagen de abajo se aprecia mejor la escena gracias al dibujo de G. Pietro Campana.


En el arco que delimita el ábside se representa una figura juvenil vestido a la manera oriental con una túnica y pantalones verdes, manto púrpura y gorro frigio. Está sentado con sus manos sobre una de las rodillas. A su derecha se representa a un joven de rodillas, apenas cubierto por una túnica que sostiene en la mano derecha lo que parece una espada. 



Los techos lo componen una semicúpula y una bóveda de cañón que están enteramente decorada con una bellísima decoración de motivos vegetales y frutales entremezclados con animales y victorias aladas. En el lado suroeste de la bóveda de cañón se abría una ventana que proporcionaba luz y ventilación al interior.


Hay algunas ramas de vid sutiles, en las que reposan cupidos, pájaros e insectos, con cuidado para no doblar las ramas.





Tres figuras femeninas aladas sobrevuelan entre rosas, uvas y granadas, casi un compendio de símbolos de los dioses adorados en los misterios: la rosa de Eros y Afrodita,  la uva de Baco y la granada de Perséfone. Es como un paraíso, una visión ideal del más allá. 




He encontrado esta vista en 360 grados que nos puede servir muy bien para entender espacialmente todo el conjunto.




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